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El Futuro de la CBI: ¿otro año de negociaciones?

Admitiendo que un Grupo Especial de Trabajo “ha fallado” en su objetivo de idear un paquete de medidas para lograr que la cacería de ballenas que existe actualmente vuelva a quedar bajo control, el presidente de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) intenta buscar otro período de un año de negociaciones para intentar alcanzar un acuerdo.

Desde la última reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), se estableció un grupo de trabajo, denominado Pequeño Grupo de Trabajo (SWG, por sus siglas en inglés) cuyo objetivo fue acordar un paquete de medidas que restauraran el control sobre la cacería de ballenas que ha proliferado desde que se estableciera una moratoria en 1982.

En marzo pasado, el SWG publicó sus primeras recomendaciones, priorizando tres puntos claves (cacería científica, cacería costera japonesa y santuarios) para tratarlos en dos etapas. En la primera, un período interino de cinco años comenzando en 2009, se implementarían soluciones a corto plazo tendientes a reducir el número de ballenas muertas (legalización de la cacería costera japonesa en retribución de reducciones voluntarias en uno de sus programas de cacería científica). Estas medidas voluntarias expirarían en 2014, dando paso a la segunda etapa, y en su lugar, se adoptarían medidas a largo plazo negociadas durante el mencionado periodo interino.

Si bien los miembros del SWG han mantenido reuniones en varias ocasiones, en las últimas de las cuales tuvieron como objetivo negociar detalles más finos del paquete, el reporte del progreso difundido recientemente, revela que desde entonces, no se ha acordado ninguna otra medida de importancia.

El acuerdo de compromiso, iniciado y supervisado en reuniones cerradas por el Comisionado de Estados Unidos y presidente de la CBI, ha generado malestar entre los grupos conservacionistas, como WDCS, que sostienen que se intenta aprobar un tipo de cacería que consideran en esencia “comercial” por primera vez desde que fuera impuesta la moratoria a la cacería comercial de ballenas hace veinte años. Más aún, permitiría que continúe la cacería científica, se ignore la expansión de la cacería comercial en Noruega e Islandia, y se minimice la amenaza planteada por el creciente comercio internacional en productos de ballenas.

Focalizándose sólo en uno de los programas de cacería científica de Japón, el acuerdo propuesto en marzo esencialmente justifica la cacería científica de dicho país en el Pacifico Norte e ignora el interés de otras naciones en reanudar, o iniciar una cacería comercial de ballenas y el comercio de sus productos. WDCS protestó contra esta omisión en ese entonces y actualmente cree que sus temores han sido justificados. Durante la reunión de marzo pasado, Corea del Sur anunció su intención de comenzar con una operación comercial de cacería de ballenas, por su parte Noruega ha puesto en marcha desde entonces otra cacería de grandes ballenas, Islandia está a punto de reiniciar la cacería comercial y, el comercio internacional de su carne, aprovechando una laguna jurídica en las disposiciones impuestas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
 
Para Sue Fisher no fue inesperado que este supuesto “proceso de paz” se haya detenido: “Nunca esperamos que funcionara. Hemos atravesado esfuerzos como este antes, y Japón nunca cooperó porque no tiene nada que ganar de un acuerdo de compromiso, más allá de cuán débil y poco ejecutable hayan sido los acuerdos propuestos. Tal como están las cosas ahora Japón, Noruega e Islandia pueden cazar cuantas ballenas quieran y pueden comercializar su carne internacionalmente a través de resquicios jurídicos en las regulaciones internacionales. La CBI y sus gobiernos miembros deben dejar de mirar hacia adentro intentando encontrar formas de disuadir a Japón para que disminuya su cacería, deberían buscar afuera de la CBI las formas de lograr que todas las naciones balleneras se detengan”.

 “Basta de acuerdos en la CBI. No funciona. Se debería agradecer al Presidente por sus esfuerzos, y la CBI debería avanzar con los asuntos que puede resolver, como el manejo efectivo de la cacería de Subsistencia Aborigen. Terminar con la captura comercial de ballenas simplemente no se encuentra en estos momentos dentro del poder de la CBI. Pero sí es posible por aquellos gobiernos miembros que poseen las relaciones diplomáticas y económicas más fuertes con las naciones balleneras. Cualquier cosa es posible si se vuelve una prioridad política”, concluyó Fisher.

Considerando que la cacería comercial de ballenas nunca ha sido manejada efectivamente, que no hay manera humanitaria de matar una ballena; que no existen certezas sobre la capacidad de las poblaciones de ballenas para soportar la cacería enfrentando también las crecientes amenazas ambientales, y la inexistencia de una necesidad humana por productos derivados de ballenas, WDCS considera que es tiempo de que la cacería comercial sea parte del pasado.