“Un buen acuerdo para los balleneros y un pobre acuerdo para las ballenas”
En la revista New Scientist de ayer, dos expertos de Whale and Dolphin Conservation Society (WDCS) presentaron una importante crítica de la, cada vez más controversial, propuesta que se llevará a votación en la próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en junio. De ser aprobada por la mayoría de los estados miembro, la propuesta no sólo permitirá el reinicio de la cacería comercial de ballenas luego de 24 años de prohibición, sino que también dará luz verde a otras naciones que busquen comenzar a cazar, significando un enorme paso atrás para el movimiento conservacionista.
Mark Simmonds, director internacional de ciencia, y Sue Fisher, líder de la campaña anti-cacería de ballenas, son parte del equipo de WDCS que ha asistido a la CBI durante las últimas dos décadas y recurren a su considerable experiencia para exponer claramente en el artículo por qué la propuesta, o “paquete” es una movida retrógrada, cómo se llegó a ella y por qué debe ser detenida.
Simmonds y Fisher subrayan el constante abuso a la actual prohibición de la CBI a la cacería comercial de ballenas por parte de Japón, Noruega e Islandia, quienes continúan cazando bajo objeción y reserva a los requerimientos de la CBI, o simplemente utilizando un resquicio que habilita cacería con fines “científicos”. Los autores también dejan claro por qué el “paquete” propuesto empeoraría la actual situación al endosar nuevamente la cacería comercial de ballenas.
WDCS cree que aquellos países que son críticos para la adecuada implementación de la moratoria, tales como EE.UU., Nueva Zelandia y miembros de la Unión Europea, están ahora fallando en cumplir con las promesas previas hechas a su público y están siendo castigados por un reinicio de la cacería comercial de ballenas. Sumado a esto, los miembros de la UE que son parte de la CBI (25 países de las 27 naciones de la UE) también tienen sus manos atadas por procesos burocráticos que los fuerza a llegar a una posición interna por consenso poniendo a los países pro-cacería de ballenas, tales como Dinamarca y Suecia, en una situación de bloquear cualquier política progresiva de conservación de ballenas. En otras palabras, a menos que los 25 países puedan alcanzar un consenso, no podrán votar.
Chris Butler-Stroud, jefe ejecutivo internacional de WDCS dijo: “Los balleneros han estado chantajeando a la CBI por los últimos veintitrés años. Sabiendo que sus argumentos a favor de la cacería de ballenas nunca convencerían al mundo, han tenido que volver a las amenazas de cazar más y más especies de ballenas. Pero no hay mercados locales, y por lo tanto su industria sólo puede sobrevivir si ahora se le otorga un nuevo aliciente de vida. Como han mostrado los últimos dos años, el comercio global de productos de ballenas es su fin último y la única forma en que su industria agonizante pueda sobrevivir”.
Aquí, Butler-Stroud se refiere al incremento en el comercio de productos de ballenas en los últimos años, especialmente desde Islandia. WDCS y otras organizaciones medioambientales han expuesto recientemente el comercio en productos de ballenas proveniente de Islandia que fueron a Japón, pero también las exportaciones ilegales a Estados Miembro de la Unión Europea. Hoy día, alrededor de 160 toneladas de carne de ballenas están languideciendo en los Países Bajos luego de que un grupo de conservacionistas las interceptara en camino desde Islandia hacia Japón.
“El paquete ballenero provee un salvavidas a una industria agonizante, ¡y quienes se oponen a la cacería de ballenas tienen que pagar por esto! Los países conservacionistas deben ahora mantenerse en línea y luchar por una estricta implementación y observancia de la prohibición a la cacería de ballenas más que romperla. Salvemos a las ballenas no a los balleneros”, concluyó Butler-Stroud.
Una versión revisada de la propuesta, negociada en el Pequeño Grupo de Trabajo de la CBI, se espera que sea circulada a los Estados Miembro de la CBI el 22 de abril de 2010 para su revisión, y en preparación para su reunión anual que tendrá lugar entre el 21 y 25 de junio de 2010 en Agadir, Marruecos.
Nota
El artículo de opinión de Simmonds y Fisher es publicado en la edición del 10 de abril de New Scientist (páginas 22-23).