Día 1: Esto no puede llamarse ciencia
En la primera ronda de presentación de evidencia ante la Corte Internacional de Justicia Australia presentó un resumen de su argumentación contra la cacería ‘científica’ de ballenas llevada a cabo por Japón en el océano antártico.
Luego de destacar la relación «positiva, profunda y multidimensional» entre Australia y Japón, el representante y consejero de Australia, Sr. Campbell, aclaró que al resolver la disputa respecto de la cacería de ballenas en la región antártica entre Japón y Australia, la Corte sólo colaborará a «mejorar la profunda relación» entre ambas naciones.
Australia aclaró que siempre ha sido escéptica respecto del programa de cacería de ballenas llamada científica en la región antártica y que ha solicitado repetidamente a Japón que renuncie a sus programas de cacería de ballenas en la Antártida: JARPA y JARPA II.
El Sr. Campbell señaló asimismo que el medioambiente es un recurso común que debe ser salvaguardado por acciones y regulaciones colectivas. La acción unilateral amenaza dicha responsabilidad colectiva –y la cacería ‘científica’ de ballenas es un ejemplo evidente de tal acción unilateral.
Las acciones de Japón amenazan anualmente a 83.000 ballenas
Australia pidió a la Corte que imagine qué sucedería si cada uno de los 89 Estados Miembros de la Comisión Ballenera Internacional actuaran del mismo modo que Japón y amenazaran con capturar la misma cantidad de Ballenas minke en la región antártica. En ese caso se matarían más de 83.000 ballenas –y de acuerdo a la opinión de Japón estas 89 decisiones serían indiscutibles. Esto sería claramente catastrófico en términos de conservación.
El procurador general de Australia, Sr. Gleeson, explicó por qué JARPA II no pudo exhibir las características esenciales requeridas para ser llamado ciencia sino que más bien califica su cacería de ballenas como comercial: simplemente la escala y repetición hablan de una operación de naturaleza comercial y rechaza los objetivos y propósitos de la Convención de 1946. También resalta el hecho de la continuidad: Japón continúa llevando a cabo la misma operación comercial en la que estaba involucrado con embarcaciones similares, tripulación y técnicas similares y proporcionan el mismo suministro de productos de ballena al mercado. Consideró asimismo que Japón tampoco pareció tener una gran necesidad de investigación letal con anterioridad a la moratoria a la cacería comercial de ballenas de 1986 y que ninguna otra nación ha tenido necesidad de realizar investigación científica a esta escala antes ni a partir de esta moratoria.
El Sr. Gleeson también destacó que, a pesar de que la demanda de carne de ballena en Japón se encuentre en declive, el objetivo político continúa siendo mantener la industria ballenera a través de la elaboración de productos para la venta y que dichas ventas son utilizadas para financiar las operaciones en curso. «Abastecer a un mercado es evidencia de comercio», concluyó. Asimismo, «los métodos de investigación letales deberían ser siempre un último recurso, no la primera opción como lo son para Japón».
«No creo que la cacería de ballenas en Japón vaya a tener ningún tipo de fin» (Ministro de Japón, 2013)
Luego de que la moratoria entrara en vigor y Japón hubiera retirado su objeción inicial por las presiones de Estados Unidos, funcionarios de este país declararon que continuarían la cacería de ballenas «de una forma u otra». En la siguiente temporada de cacería de ballenas en la región antártica comenzó el programa JARPA. Australia presentó citas textuales de distintos políticos japoneses a fin de respaldar las verdaderas intenciones de los «programas de cacería científica de ballenas» de Japón.
«Luego de que comience la moratoria el camino para asegurar la continuación de la cacería de ballenas en el océano antártico es posicionarla como una actividad ballenera de investigación que tiene una naturaleza científica (…) (Sr. Sano, 1984).
Datos sin valor
Durante la sesión de la tarde de la audiencia los representantes de Australia calificaron como absolutamente “sin valor” a los datos recogidos en el marco del programa JARPA. Nunca se presentaron resultados ante el Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional. Científicos independientes de todo el mundo denuncian la cualidad científica de los datos y la falta de una revisión de pares de los resultados de JARPA, los que nunca fueron remitidos para someterse a tal escrutinio.
«La cacería de ballenas por parte de Japón es casi interminable»
Por su parte, el Profesor Senn avanzó en otros aspectos ‘problemáticos’ de los programas de cacería ‘científica’ de ballenas JARPA II en el océano antártico. Sostuvo que dado que hasta la fecha no se conoce ningún tipo de fecha límite para el proyecto esto va en contra de uno de los principios principales de los proyectos de investigación: la limitación temporal. Sin importar lo que se obtenga, «la cacería de ballenas por parte de Japón es casi interminable». Además, JARPA II se presenta con un proyecto ‘científico’ completo y no establece colaboración con otros proyectos de ecosistemas en la Antártida –ni siquiera con los proyectos de investigación propios de Japón.