Otra CBI finalizó – Salvamos algunas ballenas?
Por Astrid Fuchs – WDC
La CBI ha finalizado, todo el mundo ya se encuentra de vuelta en sus hogares y surge un sentimiento parecido a la melancolía post-conferencia. La descarga de adrenalina de diez días llenos de conversaciones, negociaciones, lobby y votaciones ha terminado y es hora de hacer un balance y mirar los resultados.
Astrid (izq) y Caro (der) de WDC en la CBI 2016
La semana pasada, el último día de la reunión, después de que la sesión final se cerrara y tras largas despedidas -algunas con colegas muy queridos a quienes probablemente no volveremos a ver durante los próximos dos años- y antes de que Caro tuviera que tomar el transfer que la llevaría a Venecia para así iniciar la primera parte de su largo viaje de regreso a Buenos Aires, hablamos sobre lo que había ocurrido durante la última semana y si nos sentíamos satisfechas con los resultados y que habíamos alcanzado nuestros objetivos.
El fracaso en alcanzar la mayoría de votos requerida para el Santuario de Ballenas del Atlántico Sur fue definitivamente un comienzo desalentador para la reunión. Junto a nuestros colegas de muchas otras ONGs, hemos realizado nuestro mejor esfuerzo para conseguir el mayor número posible de países a favor. El decepcionante resultado no fue completamente inesperado y, más que nada, es un llamado final hacia las naciones amantes de las ballenas, para que despierten e intensifiquen su juego para intentar igualar los esfuerzos de Japón a la hora de obtener el apoyo de los países «indecisos». Para el gobierno japonés, la política de la caza de ballenas es una prioridad absoluta y no dudan en gastar mucho dinero en promover su estrategia de reanudar la caza comercial de ballenas. Los miembros de la CBI con mentalidad conservacionista deben darle el mismo nivel de importancia a la cuestión para mantener a Japón en jaque.
La adopción de la propuesta de Australia y Nueva Zelanda para darle a la CBI un mejor control sobre el llamado «Permiso Especial» o cacería «científica» fue un paso muy positivo. La pregunta que queda es si logrará alcanzar su objetivo de evitar que Japón regrese a la Antártida antes de que la CBI haya tenido la oportunidad de revisar adecuadamente los planes de cacería de Japón. Poco después de la votación, el comisionado japonés ante la CBI, Joji Morishita, dijo a la prensa, «vamos a acatar la convención en si misma», que es una forma diplomática de decir «vamos a seguir adelante a pesar de esta resolución». El problema es que, aparte del hecho de que la resolución no es vinculante, la CBI no tiene dientes, en el sentido de que no hay posibilidades de penalizar a Japón en virtud de la convención. Definitivamente es un paso en la dirección correcta, pero lo que necesitamos ahora es que los miembros de la CBI pro-conservacionistas muestren alguna acción asertiva cuando se trata de Japón. El ejercicio de una presión política y económica sostenida es una posibilidad; un ejemplo que me viene a la mente son las actuales negociaciones de libre comercio entre la Unión Europea y Japón, y nosotros estamos haciendo una dura campaña para impedir que la UE realice este acuerdo comercial mientras Japón continua cazando ballenas.
Nos sentimos aliviados de que no se adoptaran nuevas reglas con respecto a la Cacería de Subsistencia Aborigen – o ASW -, sino que las decisiones se aplazaron hasta el período intersesional previo a la próxima reunión. Esto nos da tiempo para trabajar con los países en pos de asegurarnos que las reglas no sean diluidas para permitir una creciente comercialización de lo que se supone es una exención especial para cubrir las necesidades identificadas de algunas comunidades aborígenes.
Astrid (en pantalla) se dirige a la CBI
Si bien este año no hubo ninguna resolución acerca de la caza comercial de Islandia y Noruega, escuchamos algunas importantes declaraciones de Estados Unidos y la UE, entre otros, contra el continuo socavamiento de la CBI por los dos países nórdicos. Fue muy satisfactorio ver los rostros de los delegados noruegos e islandeses mientras una lluvia de indignadas críticas caía sobre ellos. Hasta ese punto habían estado cómodamente sentados en sus sillas mirando el espectáculo. Así fue que tuvimos un gran debate contra la continua matanza de ballenas en aguas europeas, ¡Ahora necesitamos ver alguna acción!
Una sorpresa muy positiva fue la adopción de la resolución de último minuto sobre la vaquita. Esta pequeña marsopa se enfrenta a la extinción. La poblacion ha caído por debajo de 60 individuos y los países se unieron en consenso para acordar medidas urgentes para tratar de salvar a esta especie. Fue muy triste ver que incluso en un asunto tan obvio como éste, Japón y sus aliados no tuvieron vergüenza en negarse a participar de la votación, sólo por una cuestión política. Aunque nadie trató de bloquear el consenso, ellos simplemente no participaron en la decisión, demostrando su completa falta de visión y algunos dirían, compasión por México que está haciendo todo lo posible para llevar adelante este tema.
Teniendo todo esto en cuenta, hemos logrado algunas grandes cosas, pero esto es todavía un trabajo en progreso. La siguiente ronda de planificación y elaboración de estrategias comienza ahora mismo. Lo que ahora podría parecer muy debajo de la línea – CBI67 en Brasil – estará encima de nosotros mucho más rápido de lo que podría parecer. Y esa reunión será muy grande. Japón presentará otra propuesta de cuotas para cazar comercialmente ballenas minke en sus costas, y los países que realizan ASW buscarán renovar sus cuotas, en algunos casos muy probablemente con una mayor demanda.
Si bien comencé este blog con algunas notas de «blues», en general, soy muy positiva al mirar hacia el futuro. Vivimos en una época de cambios de paradigma. El concepto de que ballenas y delfines tienen valor y derechos propios -independientemente de la codicia y necesidad humana – está ganando terreno. Mi resultado favorito de la CBI66 es la adopción de la propuesta de Chile «Resolución sobre los cetáceos y sus contribuciones al funcionamiento del ecosistema». Lo que suena muy seco y técnico, en realidad no es nada menos que una pequeña revolución y habla sobre la necesidad de una completa y adecuada protección de las ballenas, no sólo por ellas mismas, sino también por nosotros y el planeta entero. Y permítanme detenerme aquí mismo, no sólo las «ballenas» se mencionan en la resolución sino los «cetáceos», es decir, todas las ballenas, delfines y marsopas en nuestros océanos, grandes y pequeños. Esto constituye otra victoria de esta resolución, la inclusión de los pequeños cetáceos en este paso innovador hacia el futuro.
Caro y yo estamos muy felices de poder volver a jugar nuestra pequeña parte en el panorama más amplio para lograr un mundo más seguro para las ballenas y los delfines. Estamos muy agradecidos por la ayuda proporcionada por tantas personas que apoyan el trabajo de WDC en todo el mundo. Sin su ayuda, no podríamos continuar trabajando hacia un mundo donde cada ballena y delfín viva libre y a salvo.